¿Por qué hay menos voraces en el Estrecho?

22 de mayo de 2017

Autores: Juan Carlos Gutiérrez-Estrada, Inmaculada Pulido-Calvo, Víctor Sanz-Fernández. Universidad de Huelva (Proyecto SimFish)

Desde que a mediados de la década de los 90 del siglo pasado se implantaran los primeros planes de regulación de la pesca del voraz o besugo de la pinta (Pagellusbogaraveo) en el Estrecho de Gibraltar como consecuencia del acusado descenso de sus capturas, mucho se ha especulado sobre el peso que los cambios ambientales tienen sobre la disminución de la abundancia de esta especie. Arrojar luz sobre este aspecto es el principal objetivo del proyecto de investigación “Herramienta para la gestión pesquera sostenible en distintos escenarios ambientales y climáticos para el área del estrecho de Gibraltar (SimFish)” que con una duración de un año y financiado por la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente está siendo llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Huelva.

El voraz es sin duda uno de los recursos pesqueros más importantes del Estrecho de Gibraltar. Esta especie demersal que habitualmente se puede encontrar hasta los 700 m de profundidad es capturada por una flota artesanal palangrera (conocida como ‘voracera’) localizada fundamentalmente en los puertos de Tarifa y Algeciras. El alto nivel de especialización de esta flota ha supuesto que en los últimos años más del 70% de la biomasa desembarcada en estos puertos se corresponda con esta especie. Por tanto, a pesar de que el precio en lonja se ha mantenido más o menos constante desde el año 2000, es evidente que una importante fracción de la facturación de las lonjas de Tarifa y Algeciras depende de las fluctuaciones de la abundancia del voraz.

La variación de la abundancia del voraz puede tener un origen antropogénico o natural, al igual que sucede con otras pesquerías. Por ejemplo, en el caso de los pequeños pelágicos diversos estudios han demostrado que la variación de los índices de abundancia está asociada a cambios en las condiciones ambientales en diferentes escalas espacio-temporales. Aunque no tan comunes, también existen algunos trabajos que relacionan variaciones de parámetros ambientales en las capas oceánicas superficiales con cambios en la abundancia de especies de localizaciones profundas (zona mesopelágica y batipelática).

Un aspecto común a todos estos estudios es la transformación de las series de capturas comerciales o desembarcos en índices de abundancia conocidos como Capturas por Unidad de Esfuerzo (CPUE). En este tipo de índices se asume que su valor es un reflejo del número de ejemplares disponibles en el stock a pesar de que, como es obvio, no es posible comprobar el nivel de correlación entre la CPUE y la abundancia real. Así pues, si las series de datos de CPUE dependen directamente de las series de datos de capturas comerciales y a su vez no es posible corroborar el nivel de correlación estadística entre la CPUE y la abundancia real, cómo podemos responder con un nivel de seguridad aceptable a la pregunta ¿qué peso tiene el componente ambiental sobre la disminución de la abundancia de una especie cuando esa valoración se lleva a cabo mediante el análisis de la correlación estadística entre la serie de CPUE y las series de parámetros ambientales?

Esta cuestión podría ser parcialmente respondida si estudios de evaluación del stock específicos se desarrollasen de forma paralela a las actividades de pesca. Aunque esta aproximación al problema es técnicamente viable, sería difícilmente asumible desde un punto de vista económico y obviamente esta información no estaría disponible para los recursos explotados en el pasado. Una alternativa a la evaluación in situ que permite el análisis de datos históricos y la extracción de patrones de comportamiento de las series de capturas es la simulación de los ciclos de vida de las especies explotadas. Esta es precisamente la aproximación desde la que se está trabajando en el proyecto SimFish.

En el seno de este proyecto se está desarrollando actualmente un software de propósito general (SimFish v1.0) que permite simular de forma precisa a una escala de tiempo mensual el ciclo de vida y evolución temporal de la abundancia y biomasa prístina de una población de peces. A partir de esta serie de abundancia o biomasa simulada es fácil de evaluar el impacto que la pesca tiene sobre la población y por tanto variaciones no explicadas por la pesca deberían ser consecuencia de cambios ambientales.

Las primeras simulaciones llevadas a cabo sobre la población del voraz en el Estrecho de Gibraltar indican que al menos el 60% de la variabilidad de la abundancia es consecuencia de la componente pesca. Por tanto, el 40% restante podría deberse a fluctuaciones o cambios en el ambiente. Para conocer el peso específico de cada parámetro ambiental es necesario contar con una extensa base de datos de variables ambientales, objetivo que actualmente el equipo de trabajo está desarrollando. El conocimiento de los patrones de variabilidad de la abundancia del voraz respecto a las componentes pesca-ambiental permitirá planificar la ordenación de este recurso bajo diferentes escenarios ambientales y responder a preguntas del tipo ¿es sostenible la explotación del voraz en la condiciones actuales de explotación si la temperatura del mar aumenta 2 ºC?

Más información sobre el proyecto SimFish:

http://gutiestrada.wixsite.com/jcgeweb/

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