Otro rumbo es posible

01 de mayo de 2016

Autor: Xaquin Rubido

Portavoz de la Plataforma en Defensa da Ría de Arousa

La reciente manifestación multitudinaria del sector del mar gallego del pasado 27 de febrero ha puesto de relieve las múltiples deficiencias e insatisfacciones que se han ido acumulando a lo largo del tiempo.

Ha sido una demostración colectiva de unidad, de firmeza y de civismo. Sin entrar en la guerra de cifras, sí se puede afirmar que la manifestación y el manifiesto unitario son un hecho histórico y un buen punto de partida para defender los intereses de un sector muy castigado que tiene ante sí retos vitales para su futuro.

Las principales amenazas que padecemos proceden, por un lado de una política europea centrada en el apoyo a la pesca industrial y a la acuicultura intensiva de peces y, por otro, de una administración autonómica que ha abandonado la defensa de los intereses de la mayoría social del sector extractivo para entregarse a la defensa de los de la acuicultura intensiva y la industria transformadora que importa -cada vez más- producto foráneo.

La orientación de los fondos FEMP, centrada claramente en promocionar las granjas de peces  y subvencionar el abandono de la actividad pesquera choca con los intereses de la gente del mar que tiene su centro de gravedad en la mitilicultura extensiva, el marisqueo y la pesca de bajura.

El Anteproyecto de Ley de Acuicultura de Galicia fue la gota que colmó el vaso de la insatisfacción del sector tradicional gallego y que sirvió para poner en evidencia los intereses que defiende la actual Xunta de Galicia. La respuesta inmediata de ese sector social que se sintió agredido y abandonado a su suerte, explica que se retirara dicho anteproyecto. Pero esto no significa que el actual partido en el gobierno haya abandonado la defensa de los intereses de la acuicultura intensiva: no tenemos más que observar su relevante presencia en los stands expositores de la Xunta en las pasadas ferias (Fish International 2016 Bremen o Feria Internacional de alimentación y bebidas de calidad-Salón de Gourmets en el IFEMA de Madrid), una publicidad que no se corresponde con la realidad de una modalidad que produce solo el 5% de toda la acuicultura gallega (Instituto Galego de Estatística -IGE-, 2014).

Esta es una de las líneas de enfrentamiento con la administración autonómica, basada en la incompatibilidad entre una acuicultura intensiva, que utiliza piensos, fármacos y productos químicos antiparasitarios que degradan el medio donde se cultivan -de una forma natural- nuestros pescados y mariscos. El sector del mar gallego apuesta por defender la D.O.P. del “mexillón de Galicia”, por poner en valor los productos tradicionales, que son la base de nuestra gastronomía, nuestra cultura, nuestro turismo y, además crean muchos puestos de trabajo y  riqueza que queda en Galicia.

Pero además, la administración autonómica no cumple con sus obligaciones de cuidar nuestro medio marino: el saneamiento de las rías y la mejora de las aguas son fundamentales para la calidad de nuestros productos y ahí están las recientes sentencias de los tribunales europeos condenando a España; la regeneración de zonas degradadas e improductivas, la mejora de la productividad de los bancos naturales, abordar y atajar las causas de enfermedades como la Marteilia del berberecho o el Perkinsus en la almeja, garantizar semilla autóctona para la repoblación, eliminar los más de 1000 puntos de vertido en nuestro litoral, establecer un protocolo para que la apertura de los embalses no coincida con la marea baja y cause mortandad en el marisco… Este abandono explica el descenso del 41,6% de las mariscadoras del 2001 al 2015 (IGE, 2015) y también el recorte de la producción; por ejemplo -citando los Anuarios de Pesca- el berberecho descendió de 2008 a 2015 un 47,3%  y la extracción de almeja fina  lo hizo en un 23% en 2015 con relación a la media de producción del período 2003-15; las capturas de volandeira descendieron un 55% en 2015 en relación a la media de producción del período 2003-15.

La otra línea de desencuentro con la Xunta es el abandono de la defensa de los intereses pesqueros de nuestra Comunidad. Según el IGE, los buques pesqueros con puerto base en Galicia se redujeron en más de un 20% en el período 2004-15 y esta reducción fue aún más intensa en los buques de artes menores que en 2015 tenian 935 inscritos menos que en 2004. Este último sector de la pesca artesanal es el que absorve la mayor parte de la población empleada en los buques pesqueros (el 50,6% en el 2012, según Ocupesca). Esta falta de apoyo se puede visualizar en la negativa de la Xunta a denunciar -conjuntamente con el sector- el Principio de Estabilidad Relativa ante los tribunales europeos porque discrimina a nuestra flota; también se explicita este abandono en que no hay un reparto lineal de la cuota por buque y tripulante que permita subsistir a nuestra flota de bajura y también en la negativa de la administración respecto a la defensa de la pesca artesanal libre de TAC´s y cuotas.

Ante esta situación el sector del mar tiene que permanecer unido y defender sus intereses con firmeza ante una administración que ni nos merece ni nos defiende.