El palangre de superficie en la cuenca Atlántica y Mediterránea

01 de julio de 2016

Autor: Rafael Centenera Ulecia. Subdirector general de Acuerdos y Organizaciones Pesqueras de Pesca. MAGRAMA

España dispone sin lugar a dudas la flota más importante para la captura de pez espada y tiburones pelágicos de la UE y me atrevería a afirmar que del mundo entero. Una flota especializada en la captura de estas especies de vida pelágica y que son considerados como migradores incansables.

Desde 2006 se encuentran todos encuadrados en un censo específico mediante una regulación que garantiza de algún modo la sostenibilidad de la flota al limitar el crecimiento incontrolado que pudiera poner en peligro el mercado. La situación de la mayoría de los recursos que explota está en niveles plenamente sostenibles, al menos para lo que se refiere al pez espada y la tintorera en los océanos Atlántico, Indico y Pacífico. Tan solo el pez espada y el marrajo en aguas mediterráneas son objeto de preocupación, siendo este último especie protegida en el Mare Nostrum.

Entonces, si los recursos están francamente bien, ¿porque hay una preocupación por el futuro de esta flota?. Centrándonos en los problemas que afectan a las flotas que operan en el Atlántico y el Mediterráneo, vamos a ver cuáles son los retos de futuro que pueden poner en peligro su continuidad y cuáles pueden ser las soluciones para que podamos garantizar su sostenibilidad en sus tres vertientes: medioambiental, económica y social.

Empezando por la que peor situación tiene, diremos que la flota de palangre del Mediterráneo se enfrenta a un recurso cuyos últimos datos científicos nos dan una visión pesimista. El comité científico del ICCAT considera que la especie está siendo sobrepescada y ha sufrido una fuerte sobrepesca en el pasado que ha reducido la biomasa a menos del 30% de la que debería ser. En este año 2016 se va a realizar una nueva evaluación que ayude a despejar las incertidumbres y nos permita ver si tal como reflejaba el informe de 2014 las medidas puestas hasta la fecha están teniendo un efecto positivo. Lo cierto es que la flota ha aumentado las capturas en los tres últimos años en parte por un cambio de modalidad hacia un palangre mesopelágico que está limitando la captura de juveniles, uno de los grandes problemas de esta pesquería.

Esta flota, no vive solo del pez espada, sino que también obtiene sus ingresos de la captura de atún rojo y de otras especies de túnidos menores. Como contrapunto, se enfrenta a una competencia desleal de flotas de otras partes del Mediterráneo que siguen usando las ilegalizadas redes de deriva. Veremos cómo evoluciona la evaluación y hasta qué punto se puede implementar en ICCAT un plan que ayude a recuperar la especie sin suponer un menoscabo para la actividad de esta flota.

Por lo que se refiere a las flotas del Atlántico, el gran problema con el que se enfrentan es la fuerte oposición de las ONGs a la explotación de los tiburones, oposición que en nada se puede fundamentar en el estado del recuro, puesto que el comité científico de ICCAT ha reconocido en 2014 y 2015 que tanto el marrajo como la tintorera, las especies que suponen más del 99% de las capturas de tiburones, están en valores seguros y por encima del rendimiento máximo sostenible, en algunos casos con más del doble de la biomasa necesaria.

Nos toca pues conseguir que, a lo largo de los próximos años, las partes de ICCAT acepten las propuestas de gestión de estas especies que ya fueron presentadas en la reunión anual de 2015 y que por desgracia no pudieron ser aprobadas. Tan solo con el establecimiento de planes de gestión y la fijación de reglas claras de control de capturas podremos demostrar al mundo que la pesquería de tiburones de nuestros palangreros es plenamente sostenible.

Por supuesto, desde la Administración seguiremos trabajando ante las instancias europeas para que se pueda modificar la política de aletas adheridas y hacerla más flexible, paliando de este modo los sobrecostes en los que ha tenido que incurrir la flota desde su aplicación en