Cataluña ha añadido 20 zonas de exclusión permanente a la pesca demersal, la de especies que habitan en el fondo del mar, a su superficie marina protegida, que suman un total de 462 kilómetros cuadrados.
Equivale a la superficie de Andorra y multiplica por 283 la superficie marina en la que no se puede practicar este tipo de pesca.
Según informó el Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC), la creación de esta nueva red de áreas protegidas es el resultado de una estrecha colaboración entre las cofradías de pescadores de Cataluña, el sector científico, representado por el Institut Català de Recerca per a la Governança del Mar (ICATMAR) y el ICM-CSIC de Barcelona y la Generalitat durante más de tres años.
“Esta medida contribuirá a la recuperación de los ecosistemas y de las poblaciones de especies marinas que forman parte de estas áreas”, celebró la investigadora del ICM-CSIC y del Icatmar Laura Recasens.
La iniciativa se enmarca dentro de la Estrategia Marítima de Cataluña, que está basada en el modelo de la cogestión, es decir, en la participación activa de todos los actores implicados en la toma de decisiones sobre gestión pesquera.